miércoles, 17 de junio de 2009

Decimocuarta: La carta.

Tras mucho tiempo pensándolo hoy me he decidido a hacerlo. He llenado el vaso, me he puesto cómoda y he empezado a escribir esta carta. Hace algunos días habría pensado que estoy loca al escribirla, pero hoy estoy más dispuesta que nunca. Quizás se deba a que he vuelto a leer poesía. Me encanta, hace que saque todo eso, sí, eso que... siento. No se muy bien qué decir. Busco la manera de expresarme, de encontrar las palabras que se asemejen a lo que necesito mostrar. Quizás no me conoces, es posible que hasta pienses que soy de una manera muy distinta a como soy realmente. Nunca te has parado a preguntarte qué se pasa por mi cabeza en ciertos instantes. Jamás te has interesado por mí, ni un poquito. En cambio, yo me paso horas muertas tumbada, con los ojos abiertos pero sin prestar atención, solo pensando dónde estarás. Quizás sea porque somos diferentes. Quizás sea porque somos iguales y no lo sabemos.

Trato de olvidarme, de dejar de notar que verdaderamente estoy vacía. Que me ahogo al pensar en tu ausencia. Que me encierro en ideas oscuras. Que lloro. Que vivo. Que pasan los segundos, se esfuma mi vida tras los suspiros, y tú no apareces. Estás lejos. Estás cerca. Me engaño y pienso que no eres importante, que mi estabilidad lo es más, que estoy viva. Pero en realidad, mi cuerpo vive a expensas de recuerdos de cosas que no han sucedido. Cómo puedo extrañar algo que no ha sido. Y es que ya es hora de reconocerlo, aún no se quién es el destinatario de esta carta. Puede ser alguien tan cercano que nunca imaginaria o alguien tan ajeno a mi que me parezca una idiotez. Quién eres. Quién me falta. Quién piensa cada noche en encontrarme sin saber quién soy. Quién es la otra parte de mí...

Entonces dime: cómo puedo quererte ya, cómo puedo saber que me gustan tus manos, cómo puedo pensar en abrazarte sin haberte tocado, cómo puedo sentirte tan mío cuando no se ni tu nombre, cómo puedo saber que no te irás si aún no has aparecido. Porque lo noto, cargada de positividad sé que ahí, en algún lugar, tú, mi mitad, has pensado en escribirme a mi alguna vez. No creo en las casualidades ni tampoco en el destino, sólo creo en encontrarte quizás mañana, quizás más tarde…

sábado, 13 de junio de 2009

Décimotercera: Y entonces...

Y entonces comprendió que sus principios, los que ella creía que se posaban sobre duros cimientos, en realidad estaban tambaleandose sobre unos débiles hilos.
Sus ideas, muy claras y firmes, eran sólo espejismos de lo que ella quería conseguir. Dudaba. Lo que nunca le había pasado. Dudaba. Y no por no saber lo que quiere, porque lo sabe, si no por el miedo a que lo que quiere no sea mas que humo.
Miedo, vuelve a tener miedo. No quiere que el minimo daño pueda rozar ni tan si quiera una de las yemas de sus dedos ni tampoco que sus dedos vuelvan a hacer daño. Se siente insegura de sentirse segura. Rara paradoja. Cree que todo tiene que salir bien, no quiere fallo alguno. Y por eso se pone nerviosa ante determinadas situaciones.
Y qué te asombra, amiga? La vida es eso. Miedo. La vida esta llena de sorpresas, totalmente inesperadas. Y normalmente lo inesperado, conlleva que sea desconocido. Y bien sabes que a ti, lo desconocido te da miedo, o al menos te asusta.
Todo se vuelve difícil para ti. Y entonces desistes. y entonces… lo intentas.



Y entonces
SONRÍES.