sábado, 5 de diciembre de 2009

Saliendo.

Luces ensordecedoras, sonidos que me ciegan. Vivimos en un continuo contrasentido, un laberinto del que se cree que debemos salir y del que muchos creen saber la salida. Me gusta vivir en él. Y sorprenderme de cosas normales. Pensar en finalizar todo de una manera drástica, como un portazo tras una tonta discusión. Pensar que soy libre y darme cuenta de que tras de mi llevo ligados pequeños trozos de vida, de gente, de cosas, de momentos, que pesan pero que hacen que yo sea un poco lo que hoy soy o lo que parezco ser o, mejor aún, lo que intento ser.
No sé si nadie llegará algún día a entenderme, si llegaré a entenderme yo.

martes, 1 de diciembre de 2009

Meteorología.

Comienza a llover. Tumbada en mi cama a oscuras observo mi habitación, escucho rebotar las gotas de lluvia, golpean fuerte, haciendo que mi habitación parezca una caja de cristal; y el aire contra la persiana más fuerte aún. Llueve. Contando cada gotita que se ha posado en mi ventana invento mil fantasías de cosas por hacer. Deja de llover. El olor a tierra mojada me llama a salir a la calle y pasear de una mano ajena. El día se vuelve un poco menos feo. En cada suspiro encuentro mil maneras de pasar mi tiempo, de vivir simplemente, de no bostezar de aburrimiento. Mañana sale el sol. Y aunque me gusta la lluvia, me encantan los cambios; y, aún esperando otros mejores, todavía me conformo con el meteorológico.