lunes, 22 de marzo de 2010

Palabras en futuro.

Cada bajón llevaba tu nombre. Me obligaba a creerme que otros eran mis problemas, le daba mil vueltas a todo pero lo que en mi pasaba llevaba tu sello escondido en el reverso. No me culpes por no querer verlo, yo no te conocía, no sabía nada de ti. Siempre he dudado de tu existencia. Aún me pregunto: ¿Existes?
Quise tocar tu pelo mientras atendía a conversaciones de otras personas. Tu cabeza apoyada en mi, tus ojos clavados en la televisión, pero tu y yo totalmente conectados.
Pensaba en fumarme contigo el cigarro de después. Quería comer cosas juntos en silencio y, sobretodo, notar como tu espalda me incita a querer estar pegada a ti. También hacer todas las cosas que son normales y que juntos haríamos que fueran más normales aún. Y reirnos con solo mirarnos y saber que queremos fumar de nuevo. Tener la complicidad de saber que nos costó encontrarnos pero que quién sabe...
Siempre soñé con tener toda una primavera juntos y tener mil primeras veces de todo.
¿Cuándo?

martes, 16 de marzo de 2010

Especias.

Que cada gesto mío te parezca mágico. Que una sonrisa mía sea tu meta cada día. Que al mirarme sólo se te ocurran cosas bonitas que decirme. Que no te importe dónde, cómo y cuándo mientras sea conmigo. Que veas especial cualquiera de mis tonterías. Que al verme digas: “es preciosa”. Que sientas todo esto aunque no sea cierto. Que me mires a escondidas. Que me veas brillar entre muchas estrellas. Que te encanten mis manos. Que confíes en mí. Que al dormirte repitas mi nombre mil veces para poder soñar conmigo. Que mis defectos se conviertan en motivos para quererme cada día más. Que no necesites que escriba todo esto para saber que ya lo sentías.
Que sepas que soy yo.

punto.punto.punto.

Entre todos los secretos que he tenido me guardo uno para mí. Para cuando estoy sola, escuchando Le valse d'Amelie. Es lo único mío de verdad, lo único que me hace comprender por qué los demás nunca llegan a entenderme. También me aferro a él para seguir cuando no tengo ganas de ir hacia ningún lado. Cuando sonrío de verdad, sabiendo que toda yo sonríe, cuando sí siento felicidad. Esa felicidad que yo decía que era plena y no lo es. Cuando engañaba creyéndome mis mentiras. Cuándo creía llevar razón. Y cuando me pongo tan triste que quiero llorar y ya no puedo. Siento que estoy equivocada y me topo de frente con mi ración de realidad.